p. Roberto F. Bertossi1
La cooperación no es producto de la invención del legislador. La economía cooperativa obedece y se corresponde con una economía civil, más sobria, más inclusiva y más humana.
Se fue autoproduciendo históricamente como tantas otras manifestaciones gregarias, en espacios rurales o en las calles, en el enfrentamiento con las dificultades de la vida social y económica, como reacción contra situaciones injustas para, con el esfuerzo propio, la ayuda mutua y la férrea defensa comunitaria ir resolviendo los problemas, conseguir unas condiciones mas dignas de vida, más acordes a la condición humana en los diversos sectores económicos y sociales, urbanos y rurales adversos.
Esta claro que el autentico cooperatismo primero, y un formal cooperativismo, después, siempre reflejaron, representaron, expresaron y se relacionaron con los pobres y los pobres-media razón por la cual, inicialmente, sus adherentes carecían generalmente de capacidad oratoria, ignoraban las ventajas del trabajo en equipos, les costaba delegar funciones ejecutivas y qué decir de facultades patrimoniales, aspectos todos que no han sido características distintivas de nuestras primeras pymes cooperativas.
Tampoco fue notorio su rol público a niveles políticos e institucionales no obstante los valiosos aportes sin par del desempeño cooperativo secular entre nosotros, generando autoorganizaciones para inversiones sociales y supliendo en no pocos casos al propio gasto público local, regional, provincial y nacional.
El desarrollo humano que se debe proponer toda auténtica cooperativa no puede soslayar que para sostener este crecimiento, este consumo y este superávit, habrá ajustes y retoques en las variables que inexorablemente rigen la actividad económica en cuanto tal ya que la evidencia del fracaso del control de precios, la inflación, la crisis energética, la inseguridad jurídica y la debilidad institucional –entre otras anomalías-, son irrefutables.
Esto requiere entonces más inversión, más incentivos, más equipamiento y más cualificación para incorporar o reincorporar autónomamente a tantas personas excluidas del trabajo y el consumo lo que repercutirá favorable y positivamente en las evidencias relacionadas precedentemente.
De tal modo las empresas cooperativas –como cualquier otra- merecen conocer al menos, con suficiente claridad y anticipación un plan general –con su presupuesto y financiamiento anual- y un programa cooperativo quinquenal oficial de gobierno.
La innovación, la ciencia, la tecnología, el crédito, los incentivos fiscales y la inteligencia de mercados condicionarán los desarrollos locales y regionales ya que las estrategias e instrumentos a implementar deberán adecuarse eficientemente en la era de la globalización.
Así las cosas, las cooperativas deberán acentuar su vertiente empresarial y el asociativismo cooperativo (que no son ningún pecado) profesionalizando la gestión, la calidad, la dirección ejecutiva y estratégica de sus propósitos.
Sin dudas, la mundialización de los sectores relevantes de la economía internacional aportará complejidad a dichas medidas y, si en ocasiones propusimos confeccionar el más atractivo catalogo para inversores, hoy añadimos que la propia empresa cooperativa integrando un vigoroso sector cooperativo debe transformarse en una opción mas preferida para cada elección.
Para ello debe adecuarse institucionalmente, sin fisuras económicas ni externalidades negativas o deseconomías ya que una seria estrategia de desarrollo pública o privada, nacional o internacional, consiste siempre en una elección entre la promoción de empresas locales y la captación de inversión externa o un mix de las dos pero, nos parece, la alternativa cooperativa siempre debe ser visible y estar disponible.
Por su parte el sector cooperativo no puede negar su acumulación de errores, la desinversión en educación, información, capacitación y asimilaciones tecnológicas; sus externalidades negativas de gerentismos, ineficiencias, obstáculos del costosísimo funcionarato cooperativo, los notorios apartamientos de sus propósitos fundacionales que llevaron a la ignominia de la bancarrota a nuestras empresas cooperativas mas emblemáticas en el campo y la ciudad, `espectro´ que debe revertirse total y definitivamente.
La gestión cooperativa no estaba habituada a contar con sus propios centros de estudios Vg. aquellos que revelan tendencias demográficas, gustos, hábitos y preferencias; insumos, recursos, bienes, productos, servicios y energías alternativas lo que no solo basta y sobra para preocuparse (con solo eso, nada haríamos) sino que tendría que `alcanzar´ para anticiparnos al futuro, hoy un prerrequisito indispensable para progresar y alcanzar metas y objetivos satisfactoriamente.
De ahí que las programaciones cooperativas, sobre la base de los recaudos prenunciados, deberían proyectar el mediano con el largo plazo lo que en realidad no es clave para las decisiones futuras sino para con el futuro de las decisiones actuales cooperativas.
Otra asignatura pendiente de la perfomance cooperativa es la ausencia de sólidas inversiones e innovaciones para no perder competitividad lo que se puede revertir mediante apropiadas vinculaciones involucrando el `know how´ académico a partir de alianzas estratégicas, situacionales e iterativas hasta lograr una correlación estable, consistente y actualizada constantemente, prorrateando distributiva e incentivadamente el crecimiento, superávit y regalías con equidad y proactividad en pos de un desarrollo humano armónico e integrado que sea fruto genuino de un duradero progreso económico determinado por la productividad de la economía nacional y regional.
La Nación en el marco preciso del articulo 75, inc. 19 de nuestra Constitución Nacional nos provee de dos instrumentos como la investigación, el desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento para la innovación; promesa que se va concretando a través de una Agencia Nacional de Ciencia y tecnología que cuenta puntualmente con el Foncyt y el Fontar, fondos aprovechables asociando cooperación y conocimiento para ejecutarlos logrando seguramente con ello, una mayor y mejor productividad de estas alianzas, sinergias e inversiones.
Finalmente entonces, con ecuanimidad y concisión en esta perspectiva, al sector cooperativo se le debe favorecer y facilitar el acceso a los elementos esenciales de un consistente programa para el desarrollo en tanto operadores y cooperadores del mismo; otro tanto para información y acciones legislativas como Vg., todo lo concerniente a novedosos programas educativos, marcos reguladores, herramientas de fomento y promoción industrial, indicadores, instrumentos tecnológicos, satelitales (climas, mercados, oportunidades, etc.) para no perder competitividad ni productividad ni internalización y externalizaciones cooperativas. .
En consecuencia también, una más equitativa y neutral coparticipación fiscal será esencial para estrategias e instrumentos de desarrollo local y regional que aseguren de un crecimiento armónico de toda la Nación, una más humana y ecológica repoblación territorial con decisiones ecuánimes pero, sin desdeñar o contradecir otras diferenciadas en la medida de su necesidad para reequilibrar desiguales desarrollos relativos de provincias y regiones a todo lo cual, las innovaciones cooperativas lucen imprescindibles e impostergables a partir incluso de la contemporización de sus rasgos identitarios más rígidos con los datos irreversibles de nuevas realidades en pos de revelar su eficiencia aún, en un contexto de economía de mercado y así, continuar acompañando y complementando solidaria y secularmente la marcha de la economía, sin sacarle nunca su hombro al país.-
Bertossi "Innovaciones Cooperativas" [en linea]
Dirección URL: https://www.zonaeconomica.com/%5Buser%5D/innovaciones-cooperativas (Consultado el 24 de Dic de 2024)
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