De los disvalores a los `señoríos`.

¿Cuantas esclavitudes posmodernas?

Esclavos de la ignorancia, del poder, del tener, de la riqueza/avaricia, del prestigio, de la fama/vanidad, de la belleza, de la moda, del consumismo, de la imagen, del elogio, del qué dirán y del qué del cual.

Lo cierto es que en la perspectiva de una Sociedad Civil vívida y cohesionada, cualquiera de ellas perjudica a todos, de una u otra forma, directa e indirectamente pero, desde la mirada especulativa/lucrativa del dinero, todas y cada una de ellas son un negocio formidable sin sombra de declinación, por ahora.

Manumisión de esclavos era la manera de liberar a un esclavo, tras lo cual se convertía en liberto.

¿Cuánto tenemos que ver que se licuen tradiciones enteras profanando valores inmemoriales, cultivando y expandiendo desvalores, cosificando la naturaleza y dejando abstractas legítimas expectativas/anhelos de ciudadanos en el campo y en la ciudad?

La degradación de autoridades, profesionales, jueces/tribunales y el descrecimiento de la justicia lograron introyectarnos una tremenda convicción: “En estas circunstancias, la democracia misma resulta un sistema impotente para investigar y condenar a estos bárbaros/avaros traduciéndose por el contrario en una subespecie propicia e inaceptable para la corrupción y todo enriquecimiento ilícito”.

El poder no tiene nada de servicio ni de solidaridad. Escandalosamente, todo lo contrario y así, poblaciones enteras fueron arrasadas por inundaciones que pudieron evitarse, cientos de argentinos fueron muertos o minusvalizados por `trenes asesinos´ afectados a un servicio público y más de menos.

¿Quiénes se quedan con los haberes de los jubilados, los sueldos e incentivos de maestros y médicos rurales; quienes se guardan en sus bóvedas el dinero de las licitaciones, de las inversiones/regulaciones en materia Vg., de servicios públicos vitales/esenciales?

A fines del siglo XX, Sábato se preguntaba, “¿cómo hemos llegado a esta degeneración de los valores humanos?” Cuando fuimos niños aprendimos el comportamiento viendo a los hombres y mujeres que simple y sencillamente cumplían con su deber –una expresión hoy en desuso- esperando recibir una recompensa digna por su trabajo, pero que nunca hubieran aceptado ningún soborno. Claro, eran personas con dignidad.

Hoy, cuando el lugar de los idóneos fue arrebatado por militantes, sospechados, encausados/procesados no se debe continuar llevando a los primeros planos ni asignar funciones a esos sujetillos que han contribuido a la miseria de sus semejantes y tratarlos como señores delante de niños y de jóvenes desprevenidos.

¡Esta es la gran obscenidad! ¿Cómo vamos a poder educar si en ese marasmo cambalachero ya no se sabe si la gente es conocida e invitada por gestos probos/solidarios, por capacidad y productividad o por pícaros corruptos?

Así entonces, ¿cómo no defender nuestros valores sin envalentonar a sus verdugos?
Cuando casi nadie confía en nadie, no se dude que solo confiando/compartiendo podremos pisar los umbrales de una providencia que no solo puede descrucificar tantas esclavitudes sino acreditar su paroxismo de ´resucitación´ para tantas víctimas cautivas de hoy que solo podrán manumitirse con una vida más digna y una convivencia más fraterna entre todos nosotros a los que se nos invita precisamente en cada agosto, el mes de la solidaridad (Madre Teresa de Calcuta//ONU).

Finalmente deberemos encontrar los caminos para una manumisión ciudadanamente solidaria que nos libere de toda jaula virtual propia de desvalores y nos devuelva el señorío personal propio “de ser”, un ser intransferible y fraterno; el suyo, el mío, y el de todos los todos juntos del todo social.

Autor:
Roberto Fermín Bertossi
Docente e Investigador universitario.
Experto de la Coneau
Premio Adepa-Faca a la abogacía, 1990

Como citar este artículo: 

Bertossi "De los disvalores a los `señoríos`." [en linea]
Dirección URL: https://www.zonaeconomica.com/bertossi/disvalores-or-os (Consultado el 07 de Mar de 2019)