¿Fin del Federalismo?

Como siempre, pero acentuado en la última década, las acciones, omisiones e intentos que vienen perjudicando y postergando (`ninguneando´?) al federalismo con una u otra argucia, parecen no encontrar límite.

No obstante que muchos gobiernos provinciales y municipales son cómplices, complacientes o extorsionados, otros, digna y austeramente continúan reclamando infructuosamente lo suyo a la administración nacional actual, acicateados por legitimas demandas de sus municipios, comunas y regiones.

En efecto, en la práctica este gobierno nacional continúa sojuzgando, neutralizando y empobreciendo todo federalismo e, indirectamente, toda autonomía municipal.

El primer artículo de nuestra Constitución Nacional proclama que la Nacional Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal.

La forma federal de Estado, implica un lenguaje, una metodología y un modo de relación entre el poder y el territorio, impresa y expresable sobre la premisa innegociable de una singular generación de descentralización no sólo política sino en todo aquello concerniente a sus cimientos fundacionales, humanos, educativos, físicos, geográficos, económicos, fiscales y administrativos.

Defender el Federalismo de la `gula unitaria´ era y es defenderse a sí mismo y a los suyos; conseguir y mantener un bienestar del que hemos despojados impunemente a millones de conciudadanos, a nuestros hermanos mayores, los dueños de la tierra, los vilipendiados pueblos originarios de los cuales “muchos de sus poquísimos sobrevivientes” por estos días en Misiones, Salta, Jujuy, Formosa, Chaco sufren en sus brazos sin consuelo ni razón, la muerte en sus propios niños por desnutrición; `mucho pueblo´ sometido, despojado y olvidado; casi un millón de argentinos privados del derecho humano a la nutrición en `el país del pan´ conforme se acredita a través de datos irrefutables2.

Sin las abortadas vigencias de auténticos federalismos, de autonomías municipales y regionales, nada hubiera sido igual ya que por razones de cercanía, hospitalidad, solidaridad, territorialidad e inmediatez, tanto los pueblos originarios como el desarrollo humano, los desequilibrios y las desigualdades en el subdesarrollo relativo de provincias y regiones, todo se hubiera evitado o, cuanto menos mitigado, con un crecimiento equitativamente armónico propio e inherente a un genuino federalismo.

Nuestro federalismo se basa en la asociación voluntaria o federación de Estados locales, regionales y provinciales que sólo delegan algunas de sus atribuciones para constituir el Estado o poder central, cuyo fin y límite no debe ser otro que el bien común; un bien común que se define y expresa por presencia o ausencias, por bienestar o malestar de maltratos seculares.
La forma unitaria de gobierno siempre fue sostenida no sólo por grupos porteños sino también por grupos del interior traducido y expandido mediante un status centralista acompañado y financiado por las más antiguas y poderosas familias que aún controlan aviesa y solapadamente algunos gobiernos provinciales y municipales en categoría de dinastías, de negativos `aforos´ vernáculos.
Preconclusivamente, la Argentina no pudo ni podrá alcanzar duraderamente su destino de grandeza en tanto no logre restaurar una vívida cultura federal madre y padre de solidaridades sociales inherentes a nuestra identidad, pertenencia y argentinidad en cuanto tal.

Finalmente no podrán con federalismos humanos e institucionales auténticos no sólo porque son esenciales en nuestra organización política para la gobernabilidad en cuanto tal sino que, porque sólo con una vigencia plena del federalismo, no habrá hombres ni mujeres providenciales que apenas si fueron o son poco menos que un relámpago en las tinieblas unitarias.

Como citar este artículo: 

Bertossi "¿Fin del Federalismo?" [en linea]
Dirección URL: https://www.zonaeconomica.com/bertossi/fin-del-federalismo (Consultado el 10 de Mar de 2019)



Temas de Economía: