2.2.3 Cluster Tecnológico Bariloche

Anteriormente se mencionó que el polo tecnológico más antiguo de la Argentina era el de la ciudad de San Carlos de Bariloche, en la provincia de Río Negro, aclarando sin embargo que se trataba de un caso “especial” por cuanto su nacimiento y desarrollo fueron de la mano de un conjunto de instituciones públicas con alta densidad de conocimiento y tecnología, como por ejemplo la empresa pública INVAP y el Centro Atómico Bariloche. Si bien no es considerado un cluster de software (a pesar de existir empresas que allí se dedican a esta actividad) un estudio de las características de esta particular aglomeración de empresas públicas y privadas, institutos de investigación, organismos vinculados a la ciencia, universidades y el sector público nacional, provincial y municipal hacen del caso Bariloche un paradigma de la concentración geográfica de agentes fuertemente vinculados a las características de la “economía del conocimiento”.

La reseña histórica se traslada hacia la mitad del siglo XX, cuando el gobierno de Perón contrató al científico alemán Ronald Richter con el objetivo de realizar actividades de investigación en fusión nuclear. Dada la coyuntura histórica mundial, dichas actividades se debían realizar en un lugar aislado geográficamente como lo era Bariloche (en ese entonces con una población aproximada de 20.000 habitantes) y más específicamente la isla Huemul en el lago Nahuel Huapi, donde se emplazaron los laboratorios. Poco tiempo después, el denominado Proyecto Huemul quedó desactivado por sugerencia de una comisión evaluadora, quedando las instalaciones disponibles, situación en la que reparó el Dr. José Balseiro que consideraba que los laboratorios debían utilizarse para nuevos fines. Este científico ya trabajaba para el organismo gubernamental que en breve se convertiría en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), y soñaba con crear una escuela de formación de físicos de excelencia en un país que todavía contaba con pocos recursos en esa área. Impulsado por la visión y liderazgo de Balseiro, y ante la necesidad estratégica de la CNEA de contar con físicos, se crea en 1955 el Instituto de Física (actualmente Instituto Balseiro), reutilizando buena parte de los recursos del anterior proyecto Cluster Tecnológico Bariloche. http://www.ctbariloche.com.ar/origenes_evolucion.html (acceso junio 2011). El Instituto Balseiro se constituyó dentro del organigrama del denominado Centro Atómico Bariloche (CAB), un ente mixto independiente de la CNEA en donde ésta brindaba el soporte económico y la Universidad Nacional de Cuyo brindaba el soporte académico. En la actualidad este esquema institucional permanece igual Kantis, Hugo. Op. cit., 33.
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En los años siguientes se fueron creando otros institutos de investigaciones como la Fundación Bariloche (FB), dedicada a la investigación en los campos de la biología, las ciencias sociales, la filosofía, la energía y el medio ambiente, así como también en 1965 la Estación Experimental Agropecuaria del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Así, Bariloche representó durante varios años una ciudad dedicada casi exclusivamente a la investigación científica y la formación de profesionales hasta que a principios de los ´70 un grupo de investigadores del CAB crea la dirección de Investigaciones Aplicadas para el desarrollo de nuevas tecnologías para la industria local. Este fue el germen de lo que a partir de 1976 conformaría la empresa pública INVAP Sociedad del Estado, mediante un acuerdo entre el gobierno rionegrino, quien sería el propietario de la firma, y la CNEA, encargada de la gestión de la misma, con sede en Bariloche. El desempeño del INVAP es una cuestión que excede los propósitos de este trabajo por tratarse de un ejemplo de gestión pública, innovación y desarrollo tecnológico que ha acumulado cuantiosos logros desde su fundación hasta la actualidad. Solamente se dirá a modo informativo que actualmente sus actividades generan un elevado valor agregado, subdivido en las áreas de proyectos nucleares, aeroespaciales y gobierno, industria y energías alternativas, y sistemas médicos, mientras que el 80% de sus aproximadamente 800 empleados son profesionales o técnicos altamente calificados.

Con el paso del tiempo se fueron creando otras empresas aplicadas, siempre bajo el paraguas del CAB, de las cuales se destaca ALTEC S.E. a mediados de los ´80. Este emprendimiento surgió para satisfacer los requerimientos de equipamiento informático de la administración provincial, aunque pronto se orientó al desarrollo de software y equipos para informática y telecomunicaciones.

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En definitiva, “hacia finales de la década del ´80 Bariloche se consolida como un importante polo tecnológico del país no sólo a partir de sus capacidades en el campo de la investigación científica en el CAB-IB y del desarrollo de la empresa INVAP S.E. sino que se va diversificando hacia nuevas tecnologías a partir de la creación de un conjunto de nuevas empresas privadas y de ALTEC S.E., una nueva empresa mixta entre el Gobierno de Rio Negro y la CNEA” Kantis, Hugo. Op. cit.,35..

Una tercera etapa arremete a principios de los años ´90, donde la crisis y los profundos recortes presupuestarios que recibió la CNEA en el marco de la reestructuración del Estado provocaron despidos masivos y desactivaron muchos proyectos. Por este motivo, durante esa década muchos ex empleados comenzaron a crear pequeñas empresas de alto valor agregado, entre las que se destacaban las dedicadas a producir equipos para energías alternativas, el diseño de piezas específicas para equipamientos y un tercer grupo que se abocó a actividades de SSI. Sin embargo, a pesar de las malas noticias para las empresas e institutos públicos, en 1991 se creó la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) que en asociación con el INVAP ha diseñado y construido a lo largo de estos años satélites y equipamiento espacial para la Argentina y otros países mediante contratos internacionales, entre los que se cuentan convenios con la NASA.

Otro actor importante de esta etapa es la Cooperativa Eléctrica Bariloche (CEB), creada en los años ´50 y que en la década del ´90 funda 4 nuevas empresas bajo su órbita, dedicadas a actividades como el tratamiento de efluentes, instalación de redes eléctricas, explotación forestal y comunicaciones e informática, además de diversificar sus servicios hacia la provisión de internet y telefonía, la instalación de fibra óptica, televisión por cable, entre otras cosas.

De esta manera, a fines de esa década existe un entramado de grandes firmas basadas en el conocimiento, junto con una veintena de nuevas pequeñas empresas surgidas por el proceso de reducción que llevaron adelante las primeras. Se suman a estos actores otros emprendimientos como las nuevas ramas de la CEB y conforman así un acervo de empresas mucho más grande y dinámico que el existente pocos años atrás, en una gran oportunidad para el desarrollo de un cluster que se puede caracterizar como “tirado” por las grandes firmas mencionadas y en el cual la experiencia acumulada por los ex empleados de las mismas genere sinergias positivas para el crecimiento del conjunto por la especialización que cada una de las nuevas pequeñas empresas logre adquirir. Según entrevistas realizadas por Kantis (2005), se puede inferir que la redes de interrelaciones deben consolidarse mucho más y buscar mejoras organizacionales (individuales y conjuntas) para desarrollar todo el potencial de estas pequeñas firmas que surgieron como respuesta a un despido o una carencia de alguna gran empresa, pero que no cuentan con la correcta capacidad de gestión que una empresa debe tener. Esto carencia en el aspecto administrativo se da a pesar de tener “resuelto” el tema de la dotación de recursos humanos calificados y la experiencia en el core business del negocio.

De este modo, todos estos sucesos históricos con mucho sentido estratégico e iniciativa pública (al que se sumaron emprendedores privados en los últimos 20 años) que se relató son un prólogo necesario para comprender el escenario actual que configura la ciencia y la tecnología para la ciudad de Bariloche y de ésta como referencia nacional. Con sus 108.205 habitantes (según el último Censo 2010), configura el 17% de la población de Río Negro y apenas el 0,27% de la población del país. A pesar de su poca incidencia demográfica nacional, se estima que la ciudad contribuye con el 5% de las publicaciones científicas de la Argentina, el 17% de los investigadores en física, el 13% de los investigadores en ingenierías y el 4% de los investigadores en biología Cluster Tecnológico Bariloche. Presentación CTB, 11/06/2009. http://www.slideshare.net/jbellora/presentacion-cluster .

A su vez, la población con estudios universitarios completos es del orden del 6% de la población local, contra un promedio nacional de 4%, y las actividades de investigación científico-tecnológicas es una de las más concentradas del país. En efecto, con datos de 2002 se visualiza que Bariloche posee una relación de casi 14 investigadores cada 1.000 personas activas, una relación más de 7 veces superior al promedio nacional de 1,67 investigadores cada 1.000 personas activas, representando la mayor concentración geográfica de investigadores del país Lugones, Gustavo; y Manuel Lugones. Génesis y perspectivas del grupo de PyMEs intensivas en conocimiento de Bariloche. Buenos Aires: Centro Redes, DT N°17/Octubre 2004, 7..

Asimismo, hacia 2009 el sector tecnológico de Bariloche logra posicionarse como el segundo en importancia luego de la actividad turística, representando el 11% del PBI local y con un aporte aproximado de unos U$S 105 millones a la economía del lugar. Por otra parte, dos años después de la salida de la convertibilidad, según datos de la Fundación Bariloche las empresas intensivas en conocimiento (EIC) de esa ciudad generaban el 95% de las ventas de esta índole a nivel provincial, absorbiendo el 80% del empleo intensivo en conocimiento rionegrino. Aquí vale hacer la aclaración de que el INVAP representa por sí solo el 70% de la facturación del conjunto de EIC de la provincia.

Un último dato para destacar la importancia de una empresa como INVAP en esta ciudad lo representa el hecho que de los más de 900 empleados que se estiman poseen las empresas vinculadas al Cluster Tecnológico Bariloche (no se cuentan aquí ni investigadores ni empleados de organismos científico-tecnológicos), aproximadamente unos 650 pertenecen a esta importante empresa pública (los otros empleados de la firma están distribuidos en sus oficinas de Capital Federal, Sidney, El Cairo y Caracas).

El completo trabajo de Lugones y Lugones (2004) distingue en el año 2003 cuatro grandes sectores de actividad para las EIC de Bariloche: fabricación de maquinaria de oficina, contabilidad e informática (38,5% del total del universo); fabricación de maquinaria y equipos de uso especial (38,5%); fabricación de motores, generadores y transformadores eléctricos (15,4%) y eliminación de desperdicios y aguas residuales, saneamiento y actividades similares (7,7%). Si se lo compara con un relevamiento sectorial de 2009, podemos ver que el sector vinculado al software, hardware y servicios informáticos representaba ya el 63% de las empresas de la ciudad, mientras que el resto se lo dividían en partes iguales firmas vinculadas a las telecomunicaciones, las energías renovables, la electrónica industrial y las actividades nucleares y aeroespaciales, cada segmento con una participación aproximada del 9% del total de EIC locales L.J. Ramos Brokers. Op. cit., 62.. Podría decirse que la tendencia que comenzó en los años ´90 de surgimiento de pequeñas y medianas empresas se consolidó durante la última década, mientras que sectorialmente el sector de SSI ha replicando el comportamiento nacional de crecimiento sostenido y mayor participación sobre el total de actividades económicas. Se hace imperante aclarar sin embargo que el hecho de que haya mayor “cantidad” de empresas SSI en Bariloche no significa que haya caído la participación de las grandes empresas vistas anteriormente. Asimismo, al analizar la información local se puede decir que el buen desempeño de las empresas públicas de base tecnológica indicaría una de las razones que justifican la aparición de nuevas empresas, en especial de actividades SSI y con pocos empleados, que se encargan de brindar soluciones específicas a las grandes organizaciones en un contexto de alta innovación y necesidad permanente de nuevas aplicaciones informáticas.

Para finalizar el estudio sobre el cluster de tecnología que se conformó en Bariloche se emprenderá un análisis desde la construcción institucional, ya que no fue hasta fines de 2007 que las diferentes EIC locales comenzaron a reunirse con miras a llevar a cabo futuras actividades conjuntas. Luego de haberse presentado conjuntamente en un seminario sobre Cluster TIC en Mar del Plata, diseñado un programa común de calidad y coordinado su participación para otros eventos, finalmente en noviembre de 2008 unas 21 empresas crean la Asociación de Empresas del Cluster Tecnológico Bariloche (conocido como CTB). Las firmas eran prácticamente el total de EIC de la ciudad, incluidas todas las grandes empresas de base tecnológica como INVAP, Tecnoacción, Altec y Beha Ambiental, que se asociaban formalmente en una organización con muchos de sus proveedores de servicios como eran las pequeñas empresas nacidas más recientemente. Asimismo, esta nueva iniciativa contó con instituciones de apoyo entre las que se encontraban la Agencia Provincial de Desarrollo Económico Económico, la Estación Experimental Bariloche del INTA, el Instituto Balseiro, el INTI, las Universidades Nacionales del Comahue, Tecnológica Nacional y de Río Negro, entre otra decena más de instituciones académicas, públicas y públicas Nuñez, Adrián. Cluster Tecnológico Bariloche: desarrollo y lecciones aprendidas. Presentación en el 4to Congreso Latinoamericano de Clusters. Mendoza, noviembre 2009..

Una de las actividades que el nuevo cluster se proponía llevar a cabo era darle un perfil integrador hacia la región, razón por la cual establece vinculaciones institucionales con el sector minero de Río Negro y el Cluster Frutícola del Alto Valle. Desde el punto de vista de los recursos humanos, si bien la ciudad no tiene en general problemas de formación por la excelente calidad de las universidades e institutos locales, para mantener y mejorar la competitividad lograda en los últimos años el CTB participa del Foro Bariloche. Entre los objetivos del mismo se hallan el mejoramiento de la educación superior, el crecimiento de la investigación en diversas áreas, el fortalecimiento de la “vinculación integral universidad-comunidad-empresas” y la consolidación de Bariloche como un lugar clave para la investigación, el desarrollo y la innovación en la región. Además del CTB, el Foro Bariloche lo integran todas las instituciones académicas y de investigación regionales, con actividades centradas en la labor de comisiones de trabajo conjuntas y reuniones diversas para intentar definir planes de acción y recomendación de políticas públicas.

En suma, el cluster vinculado a tecnología que existe en Bariloche no fue el resultado de ninguna asociación previa ni en base a un ente impulsor de una iniciativa de clustering. Hubo sí un acontecimiento inicial trascendental a mediados del siglo XX con la creación del CAB y el Instituto Balseiro, por el hecho de haber radicado en esa inhóspita ciudad una institución que aglutinó a muchos de los mejores científicos del país y se dedicó a investigaciones de alta complejidad. Lo que sucedió en la década del ´70 con la creación del INVAP fue luego el hecho determinante que representó el paso de ser una ciudad de fuerte calidad de investigación a representar un centro de producción de ciencia y tecnología aplicada, que luego se fue ampliando con el surgimiento de nuevas empresas públicas y la complejidad de los proyectos abarcados, como las actividades de ingeniería nuclear, energías alternativas, aeroespaciales, entre otros trabajos intensivos en conocimiento.

La década del ´90 se presentó primero como una amenaza a todo lo construido por los recortes presupuestarios iniciales, pero luego se transformó en la oportunidad para muchos profesionales altamente calificados y con experiencia acumulada en las grandes empresas públicas de crear nuevas empresas con toda la potencialidad para crecer “sin techos”, desarrollar nuevas ideas y diversificar su oferta. En definitiva, que hoy haya un sector privado dinámico que acompañe el gran desempeño de las empresas públicas consolidadas y los institutos de investigación es fruto de haber sabido reaccionar a la reconfiguración del escenario socioeconómico que se planteó en Bariloche en esos años, aprovechando la oportunidad de transformarse en proveedores de sus antiguos empleadores y posteriormente aprovechando el crecimiento económico de posconvertibilidad para todas las actividades de base tecnológica.

Un párrafo aparte merecen las medidas y respuestas del sector público a lo largo de estos 60 años, en la que el Estado nacional y provincial cumplieron un rol destacado en la continua evolución de la ciudad para convertirse en un polo científico y tecnológico de primer nivel. Las políticas nacionales comienzan a partir de mediados de los ´50, cuando junto con la aparición del CAB (dependiente de la CNEA) se crean organismos públicos como el INTA, el INTI y el CONICET, que tenían un modelo “ofertista” que se complementaba con el diseño e instrumentación de políticas de desarrollo sectoriales y regionales Lugones, Gustavo; y Miguel Lugones. Op. cit., 22-23..

El reconocimiento de carácter “estratégico” al campo nuclear permitió que su desarrollo a lo largo de los años se mantuviera ajeno a los vaivenes políticos y económicos que ocurrían en el país, donde sucesivos gobiernos civiles y militares promovieron la continuidad de las políticas llevadas a cabo por la CNEA. Por su parte, la particular organización territorial del INTA, con un esquema de descentralización regional que acompañaba el patrón de especialización de cada región mediante la apertura de estaciones y agencias rurales, tuvo un profundo aporte al instalar la Estación Experimental Bariloche, de la cual dependen un número importante de las agencias de extensión rural de la región Patagonia norte.

Las restricciones financieras públicas de fines de los ´80 y principios de los ´90 impulsaron la búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento que en muchos casos implicó el traspaso de profesionales e investigadores de los organismos de ciencia y tecnología hacia la actividad privada. En definitiva, podría decirse que la consolidación de un polo científico-tecnológico en Bariloche en los últimos 20 años fue gracias a la eficiencia de las empresas públicas de alto valor agregado, al espíritu emprendedor de los profesionales que armaron nuevas empresas intensivas en conocimiento y en la gran calidad de los investigadores.

Respecto al Estado de la provincia de Río Negro, fue muy importante su acompañamiento a las políticas nacionales y las medidas puntuales que tomó como el apoyo y participación en la conformación de empresas públicas de base tecnológica, así como la creación a fines de los ´90 de la Subsecretaria de Innovación, Ciencia y Tecnología con sede en Bariloche (siendo la capital provincial Viedma) con el objetivo de apoyar a las empresas en la obtención de instrumentos nacionales de promoción científica e innovadora.

Autor: Juan Ignacio Zaballa

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Impacto de los Clusters del Sector TIC en las Economías Regionales Argentinas (2003-2009)