La conveniencia de llevar a cabo una inversión se debe estudiar desde distintos puntos de vista o criterios. No existe un indicador que resuma en una única cifra toda la información significativa para decidir la conveniencia o no de una inversión. Son los llamados elementos clave para la evaluación de proyectos de inversión.
Rentabilidad
En principio, lo que interesa fundamentalmente es la rentabilidad. El proyecto es rentable si el valor de los rendimientos que proporciona es superior al valor de los recursos que utiliza, es decir, si el valor de los movimientos de fondos positivos supera al de los negativos, teniendo en cuenta que el valor de unos movimientos de fondos no es igual a su suma, puesto que tales movimientos tienen lugar en diferentes instantes.
La comparación en el tiempo de cantidades monetarias
Al comparar estas dos cantidades, teniendo en cuenta los momentos a que van asociadas, hay que considerar dos aspectos. Por una parte, las unidades monetarias no son constantes. La moneda, es una unidad cuya magnitud varia a lo largo del tiempo, y hay que tener en cuenta esta variación para comparar dos cantidades en tiempos distintos. Si se estima que a lo largo del próximo año el aumento del nivel de precios será de un 4% ello significa que 1.100 u.m. percibidas dentro de un año tendrán el mismo poder adquisitivo que 1.100/1,04, es decir, igual a 1.057,69 u.m. actuales.
En segundo lugar, es evidente, que no es lo mismo disponer de una cierta cantidad ahora que un año después. Las entidades financieras prestan dinero a quien lo solicita ahora y ofrece garantías de devolverlo más tarde.
Este servicio tiene un coste; si el banco nos presta 1.000 unidades monetarias hoy al 7% de interés, al cabo de un año habrá que devolverle 1.070 unidades.
Por lo tanto, deberemos tener en cuenta:
a) La tasa de interés nominal, o coste del alquiler del dinero referido a unidades monetarias corrientes. (el 7 % en este ejemplo)
b) La tasa de variación del nivel de precios, llamada inflación, en el lenguaje corriente. (el 4% en este ejemplo).
Y a partir de estos dos, se puede definir un tercero:
c) El tipo de interés real o coste del alquiler del dinero referido a unidades monetarias constantes. En el ejemplo, las 1.070 u.m. que se pagan dentro de un año son equivalentes (tienen el mismo poder adquisitivo) a 1.070/1,04 =1.028,85 u.m. actuales, por lo cual el tipo de interés real es igual a 1.028,85/1000 =1,102885*100= 2,88%.
Riesgo/Seguridad
Entre dos proyectos con la misma rentabilidad es lógico preferir el de resultados más ciertos, es decir, el que ofrece mayor seguridad, o lo que es lo mismo, menor riesgo.
El riesgo mayor o menor, es inherente a la inversión. Recuérdese que invertir es, básicamente, renunciar a unas satisfacciones ciertas a cambio de unas expectativas, es decir, a cambio de algo no totalmente seguro o inclusive muy incierto. Por lo tanto, el riesgo y la inversión son dos conceptos íntimamente relacionados.
La cuantía y el momento de los pagos se pueden prever muchas veces con poco error, pero en cuanto a los cobros siempre hay dificultades para su estimación exacta. Las previsiones parten de supuestos que pueden o no cumplirse, y evidentemente, la posibilidad de cometer errores crece en la medida que las previsiones se alejan del presente y se entran en el futuro.
Liquidez
En general, la liquidez se refiere a la capacidad de los activos para generar fondos con los que recuperar los pagos iniciales.
En determinados tipos de inversión, la liquidez es la facilidad con que se puede cambiar por dinero el objeto de la inversión. Al invertir habremos pagado dinero a cambio de un activo; la liquidez es la facilidad para andar el camino inverso. Así una inversión en acciones que se cotizan en bolsa es más líquida que la inversión en un inmueble.
Desde el punto de vista que se acaba de expresar, los proyectos industriales (inversiones productivas en general) serán casi siempre inversiones de escasa liquidez, puesto que una vez realizado el proyecto y efectuado los pagos correspondientes, suele ser muy difícil vender los activos si no es a costa de grandes pérdidas.
Un indicador muy sencillo y utilizado en la evaluación de la liquidez de un proyecto es el período de retorno o período de recuperación, definido como el tiempo necesario para recuperar la inversión inicial.
Desde luego el concepto sólo queda claramente definido en el caso de que haya unos primeros periodos con movimientos de fondos negativos seguidos de otros con movimientos positivos. Si los signos negativos y positivos se van alternando a lo largo de la vida del proyecto no se puede hablar propiamente de un periodo de retorno. Pero el primero de estos casos es el más frecuente y por lo tanto, dicho periodo puede calcularse para la mayoría de los proyectos de inversión.
Por supuesto, lo deseable, es que el periodo de retorno sea lo más corto posible.
Consideraciones adicionales sobre la evaluación de las inversiones
a) El horizonte de los proyectos que se comparan ha de ser el mismo. Si no se hace así, la comparación no es correcta.
Supóngase que se trata de elegir un modelo de máquina para un sistema productivo que ha de funcionar indefinidamente, y que la elección se plantea entre dos modelos (P y Q) de duración respectiva de 2 y 3 años. En este caso no se debe calcular el VAN de P con un horizonte de 2 años y el de Q con 3 años, sino calcular ambos VAN para un mismo horizonte (como 6 años (que por ser múltiplo de 2 y de 3 facilita los cálculos.)
b) Las variaciones en el nivel de precios
Cuando la variación de precios en los cobros y en los pagos no sea la misma, (cosa que sucede con cierta frecuencia) conviene hacer las previsiones en unidades monetarias corrientes para cada concepto por separado y actualizarlas después con la tasa de interés o de descuento que proceda.
c) El valor residual
Cuando al final de la vida útil de la inversión exista un valor residual de la misma, que puede ser positivo o negativo, deberá tenerse en cuenta en cálculos del V.A.N., como un cobro o un pago, según corresponda.
Por ejemplo, la vida útil estimada de unas instalaciones industriales podría fijarse en un determinado número de años en función de una política de empresa, pero dichas instalaciones podrían tener algún valor en el mercado de maquinaria de segunda mano. Si este valor fuese significativo, debería incluirse en los cálculos del V.A.N.
Por el contrario, desmontar dichas instalaciones podría suponer un coste por las causas que fueren, en cuyo caso debería de contemplarse dicho coste como un pago.
e) Horizonte y períodos
Desde el punto de vista económico, la vida de un proyecto es el tiempo durante el cual producirá cobros y pagos; a este tiempo se le denomina horizonte de la inversión y puede o no coincidir con la vida del proyecto desde el punto de vista técnico. Por supuesto, generalmente el horizonte no se conoce exactamente a priori, pero es indispensable una estimación del mismo.
El horizonte se considera dividido en periodos de igual duración (tales como un año, un mes, etc.) y normalmente se tratan todos los cobros y pagos de un período como si tuvieran lugar en el instante final del mismo.
Evidentemente, al reducir a un solo instante lo que en realidad ocurre a lo largo de un intervalo, introduce errores.
Conviene tener esto en cuenta para definir períodos suficientemente cortos como para que estos errores no tengan importancia, pero sin perder de vista que las dificultades para hacer previsiones aumentan a medida que el intervalo de tiempo disminuye.
Aunque todos los ejemplos de análisis de inversiones que hemos podido consultar, utilizan periodos de tiempo para fijar el horizonte temporal de la inversión, nosotros pensamos que también es correcto utilizar el número de unidades a fabricar/vender y su distribución temporal, e incluso pensamos que puede mejorar la calidad de las previsiones.
f) Cobros, pagos, ingresos y gastos
Para evaluar económicamente una inversión los datos básicos son los instantes en que se producen entradas y salidas de dinero y los importes de estos movimientos. Estas entradas y salidas se denominan respectivamente, cobros y pagos.
Los flujos que se han de prever son los asociados al proyecto de inversión, que se superponen a una situación anterior a la puesta en marcha del proyecto. En definitiva, los cobros y los pagos futuros que dependan del proyecto en cuestión.
La base de dichos cobros y pagos será la Cuenta de Resultados previsional asociada al proyecto de inversión, en la cual como mínimo, figurarán los ingresos previstos en función de las unidades a vender y el precio previsto de venta, así como los costes correspondientes a dichas unidades de producto, en función de los correspondientes costes fijos y variables. (Una vez más, las unidades a producir/vender son importantes a la hora de hacer los cálculos).
Ni el precio de venta, ni los costes unitarios pueden considerarse necesariamente lineales, puesto que además de los incrementos lógicos de I.PC., los precios de venta de los productos pueden verse afectados por la política de precios que deba seguir la empresa en la comercialización del producto, su ciclo de vida, la reacción de la competencia, etc. En cuanto a los costes, podrían verse afectados por las llamadas “economías de escala” y otras reducciones de precios que la empresa logre obtener (curva de la experiencia), mayor apalancamiento operativo, etc.
g) Dimensión de un proyecto de inversión
Desde el punto de vista económico se suele considerar como dimensión de un proyecto la cantidad máxima de fondos que requiere, es decir, el valor más negativo de la curva acumulada de movimientos de fondos.
No debe ignorarse, que con frecuencia, las inversiones de capital fijo arrastran a su vez, mayor necesidad de capital circulante, debido fundamentalmente al incremento de la producción y venta. Incremento del crédito a conceder a los clientes, incremento de materias primas y auxiliares para alimentar las líneas de producción, incremento de productos en curso de producción, incremento de productos terminados, etc.
La dimensión financiera de un proyecto de inversión, puede ser un factor de riesgo importante, junto con la estructura financiera de la empresa y el volumen de recursos propios de la misma, y dentro de dicha dimensión deben incluirse tanto los importes que se contabilizan en el Activo, como los que se registran directamente como gasto.
La verdadera inversión que hay que tener en cuenta, para calcular la tasa de rentabilidad, es la suma de desembolsos originada por el proyecto, con independencia del tratamiento contable que la empresa le haya dado.
h) Estructura financiera correcta
Aunque los manuales no inciden demasiado en el tema, nosotros lo consideramos de vital importancia.
Peumans dice que es frecuente observar cómo algunas empresas que no obtienen resultados altamente satisfactorios superan los periodos de crisis con cierta facilidad, mientras que otras con rentabilidades muy elevadas, al atravesar períodos críticos se ven obligadas a cesar en su actividad. La razón de esta diferencia radica exclusivamente en el equilibrio o desequilibrio de su estructura financiera. De aquí la importancia de establecer un plan de inversiones racional y la necesidad de efectuar un estudio detallado de la estructura financiera de la empresa que refleja el balance ”.(7)
Por lo tanto, debemos tener en cuenta la estructura financiera del balance, y el impacto que tendrá en dicha estructura la inversión una vez realizada, y a lo largo de su horizonte temporal.
(c)Luis Garrido Martos - 2006 - Todos los derechos reservados
Martos "Evaluación y Comparación de Proyectos de Inversión" [en linea]
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