Dice David B. Hertz, que entre todas las decisiones que los directivos de la empresa han de tomar, la más difícil y la que ha sido objeto de mayor atención, es la relativa a las inversiones, y añade: “La dificultad de este tipo de decisión no reside en el problema de la previsión del rendimiento de la inversión condicionada a unas determinadas hipótesis. El verdadero problema está en estas mismas hipótesis y en sus consecuencias”.
Desgraciadamente, hasta ahora, no existe método alguno que permita cuantificar de una manera exacta el riesgo de la inversión. Por ejemplo, la vida útil de una máquina o de unas instalaciones es un dato básico para los cálculos, pero al mismo tiempo un dato generalmente incierto. Puede resultar afectada por un uso o desgaste superior al previsto, por la obsolescencia tecnológica; las modas pueden hacer que el producto fabricado con dicha máquina no tenga “cabida” en el mercado, o que la demanda real, o la tasa de participación en el mercado sea muy inferior a la prevista en los estudios previos, etc. etc.
Ante esta situación, las empresas pueden actuar de varias formas, pero ninguna de ellas elimina por completo el riesgo. Como máximo, decidir dentro de un riesgo calculado, mediante:
a) Previsiones bien realizadas y realistas. Pero aún así, en el mejor de los casos, las estimaciones del futuro siguen siendo estimaciones, y el futuro sigue siendo futuro y por lo tanto, nunca estaremos seguros de que las previsiones son correctas. (Cuando hablamos de futuro, la única certeza es la incertidumbre).
b) Selección de tasas de descuento más altas que incluyan la llamada prima de riesgo. Esto parece una buena elección, pero el problema sigue siendo que no se sabe cuál es el riesgo. Por lo tanto, al incrementar la tasa de descuento para incluir el riesgo, tampoco podemos estar seguros de que la tasa elegida es la correcta. Por otra parte, el hecho de que se aplique una tasa muy alta, no disminuye el riesgo de la inversión. Lo único que parece evidente, es que una elevada tasa de rendimiento, es más atractiva para cualquier inversor a la hora de asumir riesgos, porque cuanto mayor es el riesgo, mayor es la tasa requerida por los inversores.
La tasa de riesgo ajustada (así se denomina el método) presenta además un problema adicional: al incluir la penalización por riesgo en el tipo de descuento de los flujos, los flujos más alejados en el tiempo resultan más penalizados que los más próximos, dando por supuesto que el riesgo aumenta en la medida que el tiempo transcurre, exactamente al mismo ritmo al que decrecen los factores de descuento.
c) Un paso hacia la determinación del riesgo, consiste en el procedimiento de calcular tasas diferentes de rendimiento basadas en estimaciones pesimistas, normales y optimistas. Estos cálculos ofrecen una gama de resultados posibles, que permiten calcular la desviación típica que mide la dispersión de dichos resultados.
d) Un perfeccionamiento a estas estimaciones consiste en lo que se llama el “VAN esperado”, o “esperanza matemática del VAN”, siendo ésta la expectativa más razonable en cuanto al VAN de un proyecto, tomando en cuenta la distribución de probabilidades de eventos y el VAN que corresponde a cada uno de ellos. Es decir, un promedio ponderado del VAN, utilizando las probabilidades como pesos relativos de ponderación.
El problema de este método, es asignar esas “probabilidades” o pesos relativos. (En general se asignan de forma subjetiva).
© Luis Garrido Martos - 2006 - Todos los derechos reservados
Martos "El Riesgo de la Inversión de Capital Fijo" [en linea]
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Comentarios
Re: Economia de Capital
Buenos días, es muy interesante la página, tiene temas importantes y se ves que es confiable para estudiar con la información colocada.
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