Resultados de la Investigación

Condiciones laborales

El entorno laboral mexicano ha estado marcado por una constante desregularización e informalización del empleo en la  última década. De ello dan cuenta diversos estudios que muestran como el trabajo no asalariado u ocupado en micro-negocios ha crecido frente al trabajo “formal” (Pacheco, 2004, Horbath, 2002). En la presente investigación se encontró que del total de la población informal, la proporción de profesionales informales pasa de 7 a 7.8 por ciento entre 1994 y 2003,  mientras que la de los empresarios informales disminuye de 13.8 a 11.4 por ciento durante el mismo periodo.  A su vez, la proporción de trabajadores informales de subsistencia permanece casi sin cambio variando sólo de 79.2 a 80.8 por ciento (cuadro 1).

Cuadro 1

heterogeneidad sector informal

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Fuente: Cálculos Propios con Base en microdatos de la ENE, 3er Trimestre de 1994 y 2003 para Ciudad de México.
*Datos Significativos al 0.1 en la prueba de Chi-Square
Los datos no marcados con asterisco resultaron significativos al 0.01 en la prueba de Chi-Square

En el cuadro 1 se observa también que las condiciones laborales en todos los tipos de informalidad tienden a desregularizarse entre ambos años, a juzgar por el incremento de trabajadores informales en establecimientos sin registro y sin local. Si se analiza cada tipo de informalidad, se encuentra que entre los profesionales informales, el porcentaje que laboraba en establecimientos con nombre y/o registro disminuye del 92.9 por ciento en 1994  a  87.2 por ciento en el 2003. A su vez, entre los empresarios informales de tipo 1 y 2 (con o sin personal remunerado) se nota un cambio en la misma variable del 69.6 por ciento en el 94 al 67.5 por ciento en el 2003. Esta tendencia se averigua también para el caso de los trabajadores informales de subsistencia entre los cuales el porcentaje de individuos que laboran en empresas con nombre y/o registro disminuye de 56.3 por ciento a 52.1 en el mismo periodo18. Asimismo, el porcentaje de personas que laboran en establecimientos con local comercial también disminuye: para los profesionales informales,  pasa del 65.7 a 48.7 por ciento, y para los informales de subsistencia de 39.4 a 30.8 por ciento. Sin embargo, el cambio es casi imperceptible para los empresarios informales con porcentajes de 52.9 y 51.8 por ciento respectivamente.

Ahora bien, la pregunta al respecto sería ¿cómo se explica tal comportamiento, si según la visión neoliberal, las reformas estructurales y la flexibilización del mercado de trabajo deben tener por resultado la formalización del trabajo? La respuesta es que no basta con desregularizar el mercado laboral y los trámites legales para el registro de empresas para que esto suceda. Una variedad de factores intervienen en éste proceso, tales como la propia voluntad del sector formal por mantener un sector no regulado como mecanismo de abaratamiento de sus costos (Portes, 1995), el desfase constante entre la oferta y la demanda de mano de obra semi-calificada y no calificada (CSC, 1994), la implementación de sistemas competitivos que desequilibran en lugar de equilibrar el mercado de trabajo (Ayalon y Gamorán, 2000), y la implementación de reformas inapropiadas en el contexto de una economía en proceso de desarrollo, como lo es la mexicana (Weller, 2000). Estos elementos, al coincidir, inciden en que las actividades no reguladas se incrementen en lugar de disminuir.

Remuneración

El ingreso de los trabajadores empleados en el sector informal es quizás uno de los aspectos más difíciles de medir en la práctica; no obstante, uno de los mecanismos más efectivos para hacerlo comparable con el resto de la economía es convertir el ingreso en  términos de salarios mínimos por hora. Ello permite controlar, hasta cierto punto,  la inestabilidad de las jornadas laborales que en el caso de los informales es  un factor recurrente. Además, se adoptó como supuesto que el total de ingresos devengado por cada individuo informal equivale exclusivamente a los montos señalados en la pregunta 7 del cuestionario de la ENE, excluyendo así otros posibles ingresos como apoyos de familiares que laboran en el exterior. 

De los datos observados, resalta primero que tanto en 1994 como en el 2003, los profesionales informales se distribuyeron de forma más homogénea entre las cuatro clasificaciones de rango salarial propuestas19. Los empresarios informales de tipo 1 y 2, a su vez,  se concentraron principalmente en el intervalo de 2 a 5 salarios mínimos por hora (SMH). Finalmente, los trabajadores informales de subsistencia de tipo 1 y 2 se ubicaron en menos de 2 SMH y  entre 2 y 5 SMH respectivamente (cuadro 2).

Cabe señalar la precarización del ingreso entre ambos periodos para todos los tipos de informalidad. Ésta impactó más a los profesionales informales, entre los que disminuyó la proporción de los que devengaban más de 10 SMH del 41.7  a 23.9 por ciento. Para los empresarios de tipo 1, el cambio fue de 19.4 a 13.3 por ciento, y para los empresarios de tipo 2, de 12.7  a 3.4 por ciento. Entre los trabajadores informales de subsistencia de tipo 1, el cambio fue  de 3.9 a 1.4 por ciento, y entre los de subsistencia de tipo 2 de 1.7 a 0.3  por ciento.

Este panorama nos lleva a reflexionar sobre dos cuestiones: primero, a pesar de que los estratos “más altos” de la informalidad fueron los que vieron más diezmados sus ingresos, entre los trabajadores informales de subsistencia de tipo 1, la población que devenga menos de 2 SMH alcanzó el 43.7 por ciento en el 2003, situación que se agrava para los de subsistencia de tipo 2, entre los cuales ese porcentaje se eleva a 45.6 por ciento (cuadro 2).

Segundo, al controlar los tipos de informalidad y distribución salarial por sexo, se encuentra que el porcentaje de mujeres clasificadas como trabajadoras informales de subsistencia  tipo 1 aumenta de 30.7 por ciento en 1994 a 37.8 por ciento en el 2003, a su vez,  las trabajadoras informales tipo 2 disminuyeron de 55.6 por ciento en 1994 a 46.4 en el 2003. Sumando ambos grupos se nota que las trabajadoras informales de subsistencia decrecieron de 86.2 por ciento en 1994 a 84.1 por ciento en el 2003. En cambio, la empresarialidad femenina tanto de tipo 1 como de tipo 2 creció entre ambos años, las empresarias informales tipo 1 pasaron de 2.3 por ciento en 1994 a 2.9 por ciento en el 2003, a su vez las empresarias tipo 2 pasaron de representar el 6 por ciento del total de las mujeres empleadas en el sector informal en 1994 al 6.3 por ciento en el 2003. Sumando la empresarialidad informal femenina se encuentra que ésta aumentó de 8.3 por ciento en 1994 a 9.2 por ciento en el 2003, finalmente las profesionales informales pasaron de  5.4 por ciento a 6.6 por ciento en el mismo periodo. Ésta situación no ocurre en el caso de los hombres para quienes se detecta una tendencia contraria (cuadro 1).

No obstante, la brecha salarial entre los sexos se observa claramente: mientras que el porcentaje de hombres profesionales informales que se concentraba en menos de 2SMH se ubicaba en 1994 en 12.7 por ciento, en las mujeres era del 22.8 por ciento, situación que se mantuvo en el 2003 cuando los porcentajes respectivos son de 15.6 por ciento para los hombres y de 21.4 por ciento para las mujeres (cuadro 3). Esta brecha persiste tanto entre los empresarios informales de tipo 2 como entre los informales de subsistencia de tipo 1 y 2, a un mayor grado para ésta última categoría. La excepción a la regla son los empresarios informales de tipo 1, para los cuales las diferencias por sexo se reducen sustancialmente, la distribución salarial es más homogénea entre hombres y mujeres, y la proporción que gana 10 SMH o más es superior entre las mujeres (cuadro 3).

Cuadro 3

heterogeneidad sector informal

Fuente: Cálculos Propios con Base en microdatos de la ENE, 3er Trimestre de 1994 y 2003 para Ciudad de México.
* Salarios deflactados tomando como base 2003=100
** Datos significativos al 0.1 en la prueba de Chi-square
Los datos no marcados con asterisco resultaron significativos al 0.05 en la prueba de Chi-square

La descripción de la brecha salarial por sexo entre trabajadores informales ha sido ampliamente documentada. Pollak  y Jusidman (1997) argumentan que la asociación entre trabajo femenino informal y los bajos niveles salariales podría ser entendida a partir de la propia inserción de la mujer en labores no reguladas y de baja productividad. No obstante, a pesar de que el trabajo informal les posibilita una mayor flexibilidad en los horarios laborales adaptada a sus responsabilidades del hogar, les provee de remuneraciones tres veces inferiores a las que podrían devengar en actividades similares del sector formal. Pese a ello, aún quedaría por esclarecer los determinantes de la brecha salarial y el por qué de su permanencia a través del tiempo, así como una explicación de lo que sucede en el caso de los empresarios informales de tipo 1 entre los cuales la brecha salarial se acota considerablemente. ¿Será que al no depender de factores externos para su contratación o inserción, tales como prejuicios sociales, preferencias en materia de competencias laborales, u otro tipo de elementos ajenos al mercado, las mujeres pueden llegar a devengar mejor que los hombres?

Condiciones de Vida

Antes de comenzar con el análisis de las condiciones de vida, cabe anotar que en un mismo hogar pueden convivir miembros que laboran en el sector formal con miembros que laboran en el sector informal afectando así tanto el porcentaje de individuos que cuentan con seguridad social, como la asociación entre condiciones de vida y tipos de informalidad. Al observarse la tabla 3 vemos que en el 41.3 por ciento de los hogares analizados en 1994 y en el 67.9 por ciento de los hogares en el 2003 convivían trabajadores que se desempeñan en el sector informal con trabajadores formales. Ello indica que la informalidad podría ser vista como una estrategia de complementariedad para suplir los vacíos o necesidades económicas que no cubre el sector formal, más que como una forma de vida con características propias y particulares de su condición –valga la pena señalar el decrecimiento de los hogares cien por ciento informales entre 1994 y el 2003 y el crecimiento de los hogares mixtos en el mismo periodo (Tabla 3)-. En consecuencia las condiciones de vida de los hogares analizados y las inferencias que aquí se efectúen deben entenderse dentro de las limitaciones que ello implica.

Tabla 3

Hogares clasificados por condición de ocupación de sus miembros activos

 1994199420032003
 CasosPorcentajeCasosPorcentaje
Todos los miembros ocupados del hogar laboran en el Sector Informal128958.7143332.1
Conviven ocupados en el Sector Informal con ocupados en el Sector Formal90741.3303467.9
Total2196100.04467100.0

Fuente: Cálculos Propios con base en microdatos de la ENE, 3er Trimestre de 1994 y 2003 para Ciudad de México.

En el análisis de las condiciones de vida para la población empleada en el sector informal, se observó que mientras los trabajadores informales de subsistencia y los empresarios de tipo 2 se concentraron principalmente en los niveles bajo e intermedio del ICV, los empresarios de tipo1 y los profesionales informales se encuentran entre los niveles intermedio y alto. A la vez, mientras que el porcentaje de individuos con muy bajo ICV entre los trabajadores informales de subsistencia no es nada despreciable, con un 8.9 por ciento en 1994 y  4.5 por ciento en el 2003, entre los profesionales informales no hay participación en éste nivel (cuadro 4). Por otra parte, mientras  que en 1994 los empresarios de tipo 1 y 2 tenían casi el mismo porcentaje de concentración en el nivel de muy bajo ICV, para el 2003 la diferencia se amplia radicalmente entre estos dos grupos: mientras los de tipo 1  reducen su participación en esta categoría a casi 0 por ciento,  los de tipo 2 tan solo logran reducirla a 2 por ciento (cuadro 4).

Cuadro 4

heterogeneidad sector informal

Fuente: Cálculos Propios con Base en microdatos de la ENE, 3er. Trimestre de 1994 y 2003 para Ciudad de México.
Los datos presentados resultaron significativos al 0.05 en la prueba de Chi-Square

Sin embargo, a pesar de las anteriores diferencias, se nota un mejoramiento en las condiciones de vida en todas las categorías de informalidad medidas por el ICV, situación que contrasta con una caída pronunciada del ingreso entre 1994 y 2003, como hemos visto. Esta situación podría estar reflejando lo que Cornia describía en 1987 y que luego es retomado por Cortes y Rubalcaba en 1990. Para los autores, ante un contexto de precarización e inestabilidad laboral y económica, las familias adoptarían un conjunto de estrategias encaminadas a mantener su nivel de vida, orientadas a tres aspectos específicos: la generación de recursos vía la división sexual del trabajo e incremento en los miembros activos del hogar; la maximización y eficiencia del uso de los recursos existentes vía un cambio en los hábitos de compra, y la recomposición de la estructura del hogar vía la extensión o aminoración del tamaño del hogar (Cornia, 1987 y Cortes y Rubalcaba 1990).

Al analizar las diferencias entre hombres y mujeres en el nivel de ICV, se encontró que las mujeres tienden a estar en una mejor situación respecto a los hombres en su clasificación por ICV, mostrando mayores porcentajes de participación en los niveles intermedio y alto de esta variable, aunque de forma menos acentuada entre los empresarios de tipo 1 frente a los demás tipos de informalidad (cuadro 5).

Cuadro 5

Distribución Porcentual de la Población Informal en Ciudad de México en 1994 y 2003
Según Índie de Condiciones de Vida, Tipo de Informalidad y Sexo

heterogeneidad sector informal

Fuente: Cálculos Propios con Base en microdatos de la ENE, 3er. Trimestre de 1994 y 2003 para Ciudad de México.
Los datos presentados resultaron significativos al 0.05 en la prueba de Chi-Square

Lo anterior podría ser explicado por la relación que ello guarda con la posición en el hogar y el estado civil del individuo. Esto significa que separando a las jefas de hogar y madres solteras, las mujeres en promedio podrían estar viviendo en hogares con mejores niveles de ingreso familiar frente a los hombres, existiendo una mediación del hogar en las condiciones de vida de los individuos discriminados por sexo.

Como cierre de éste apartado, puede concluirse que existe cierta homogeneidad en las condiciones de vida de los informales, aunque los mismos pueden dividirse en dos grandes grupos: por un lado, los profesionales informales y empresarios tipo 1, los cuales tienden a parecerse más a la dinámica capitalista tradicional, pese a no estar regulados ni contar con seguridad médica por parte del negocio donde laboran, y por el otro, los empresarios de tipo 2 y los trabajadores informales de subsistencia, quienes a pesar de manifestar algunas diferencias entre sí tienen en común el no contar con autonomía económica ni buenas condiciones de vida. Esto nos lleva a preguntarnos a cuáles individuos se les podría catalogar como empresarios y a cuales no, frente a los planteamientos de Maloney y De Soto quienes argumentan que los individuos auto-empleados pueden definirse a priori como empresarios (Maloney, 2004 y De Soto 2000). Los resultados del análisis que aquí se presentan revelan que estos supuestos “empresarios” en realidad son individuos que deben ser clasificados como trabajadores informales de subsistencia. Este segmento representa la población en condiciones de mayor precariedad, y a la que deberían dedicarse el mayor número de esfuerzos para sacarla a flote, sin olvidar a los profesionales y empresarios informales de tipo 1, quienes han visto caer significativamente sus ingresos entre los dos años analizados.

18- La variable de registro de la ENE no clarifica el tipo de registro con el cual cuenta la empresa. Para resolver este problema, sería conveniente, o especificar si se trata de un registro ante alguna autoridad pública o  utilizar otro tipo de variable como la facturación de las ventas en el negocio.

19- 1. Menos de 2 salarios mínimos por hora, 2. Entre 2 y 5 salarios mínimos por hora, 3. Entre 5 y 10 salarios mínimos por hora y 4. más de 10 salarios mínimos por hora.

Como citar este artículo: 

León Darío Parra Bernal "Resultados de la Investigación" [en linea]
Dirección URL: https://www.zonaeconomica.com/node/1386 (Consultado el 01 de Mayo de 2019)



Un Acercamiento a la Heterogeneidad del Sector Informal: El Caso de la Ciudad de México en 1994 y 2003