Política Económica e Ilustraciones

A partir de los años cincuenta, ALC llevó a la práctica la política de industrialización por substitución de importaciones (ISI). Esta fórmula que constituyó un eje de desarrollo para la región, dominó en muchos países hasta fines de los años setenta y principios de los ochenta, cuando da inicio la aplicación de planes de ajuste macroeconómico. Estos últimos fueron consecuencia, entre otras razones, de la generación del problema de la deuda externa en la región. La ISI, en contexto de avances de procesos de integración, especialmente en Centro América y los países andinos, posibilitó modalidades de acumulación de capital en donde los aranceles favorecieron la protección de productores dentro de los mercados domésticos, a la vez que significaba ingresos fiscales para los gobiernos.

Un análisis más profundo de la ISI escapa a los fines de este documento. No obstante, es de señalar que si bien es cierto se posibilitó alcanzar ciertas cuotas de desarrollo y de inversiones en el área, los procesos de liberalización que posteriormente se establecieron, se llevaron a cabo más por el lado de las importaciones que de las exportaciones. Esto contrasta hasta cierto punto con la inserción que en tal sentido llevaron a cabo países de reciente industrialización en Asia. Estos últimos tendieron más a liberalizar las exportaciones.

Conviene agregar aqui las críticas hacia los procesos de industrialización por substitución de importaciones (ISI) especialmente desde una perspectiva propiamente economicista, sin tener en cuenta significativos elementos de análisis político y de consideraciones de vulnerabilidad externa. Dentro de las esas críticas se encuentra el señalamiento de que los consumidores deben pagar altos precios por los productos. Además se desaniman las exportaciones, se promocionan inversiones en líneas de capital intensivo, a la vez que no se promueve que las empresas alcancen, en el menor tiempo posible, estandares de competitividad internacional. A eso se agrega el señalamiento de que la ISI favoreció el mantenimiento de resultados negativos en la balanza comercial, con influencia en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Hoy día ALC, con la histórica excepción de Venezuela, tiene número deficitarios en la cuenta corriente, pero las razones para ello gravitan más en relación con liberación de importaciones, a pesar de haber promovido más decisivamente los flujos de exportación.

En lo que respecta a la relación entre exportaciones y crecimiento económico, una de las más importantes posiciones se deriva de los planteamientos neoliberales. De conformidad con las ideas centrales de la perspectiva neoliberal, la promoción de exportaciones por medio de diferentes medidas macroeconómicas -que incluyen la depreciación o devaluación de las monedas- está orientada a generar mayor crecimiento, empleo y mejora en la balanza comercial siguiendo un contexto general de política “hacia afuera”. Estas recomendaciones de politica para el desarrollo con base en los mercados externos, se fue haciendo mas recomendable en especial, para economías que mostraban importantes y persistentes problemas de deuda externa. Complementariamente a esta promoción de exportaciones, muchos gobiernos establecieron politicas economicas de carácter fiscal y monetario con el fin de controlar los deficits estatales y niveles inflacionarios.

Las medidas de promoción de exportaciones incluyeron devaluación o depreciación de las monedas. Esto tuvo un efecto negativo en cuanto a restringir la demanda efectiva en los mercados domésticos y empobrecer a amplios sectores. Se llegó a empeorar los indicadores sociales de muchas naciones de ALC (Cardoso, 1992). El conjunto de medidas neoliberales repercutió en restringir el mercado interno de las naciones como motor impulsor del crecimiento económico.

Khan, Mohsin, Villanueva y Delano han estudiado la relación entre las políticas de fomento de exportaciones y el crecimiento económico en una muestra de 23 países en desarrollo. Su estudio, el que toma como base el período de 1975 a 1987, encontró que la tasa de crecimiento del ingreso por persona fue significativamente más alta y tuvo un efecto positivo relacionado con: (i) componentes de exportación de las economías nacionales; (ii) la tasa de inversión nacional expresada la misma en términos de la formación de capital fijo. Estos autores también concluyeron que la expansión monetaria en los sistemas macroeconómicos tuvo un impacto negativo en el crecimiento económico.

Estos resultados, sin embargo no tienen aceptación generalizada. En un estudio respecto al crecimiento económico y las exportaciones, Helliner tomó en consideración países menos avanzados especialmente de la región subsahariana del Africa, durante el período 1960-1980. El estudio no encontró ninguna relación estadística significativa entre cambios en las exportaciones y aumento de la producción de los países. Aún más, las tendencias de relaciones que se identificaron fueron negativas. Empero, en este caso es necesario evaluar hasta que punto los países bajo estudio, de una manera consistente, estaban aplicando políticas de promoción de exportaciones. Otro aspescto también a considerar, es si tales naciones fueron capaces de compensar los aumentos significativos de los precios del petróleo de 1973 y 1979.

Michaely señala que la relación positiva entre crecimiento económico y exportaciones es mayor en la medida que los países tienen un algo grado ya adquirido de desarrollo económico y social. Esta relación es menos significativa, casi inexistente, en países pobres. En los países más desarrollados se tienen mejores condiciones de mercado, las cuales incluyen mayor producción en términos de valor agregado, más expansión de la demanda del mercado interno, y una mayor eficiencia en el contexto institucional.

Debido no sólo al comportamiento que tienen en la práctica los fundamentos de los modelos económicos, sino también, y muy especialmente, a la situación de la política económica y las condicionantes objetivas, los países en desarrollo enfrentan escenarios muy distintos a los supuestos teóricos y que operarían en mayor grado para los países más desarrollados. De conformidad con Ricardo Ffrench-Davis los principales rasgos que enfrentan los países en desarrollo en el escenario económico internacional son:

  1. Heterogeneidad de los mercados externos: refiere a que muchas veces se asume que los mercados externos son integrados y estables.  Pero otras son las condiciones que por lo general enfrentan las naciones de menor desarrollo relativo:  mercados no integrados lo que aumenta la volatilidad en la colocación de las exportaciones y contribuye también a incrementar la vulnerabilidad externa de las naciones de economías más pequeñas.
  2. Inestabilidad externa: de manera específica muchos bienes de los países en desarrollo experimentan grandes fluctuaciones en los precios con una tendencia a una baja en los términos de intercambio de estas naciones.  Esta situación se transmite al mercado interno a través de repercutir en la balanza de pagos y liquidez interna.  Con ello se contribuye a promover una asignación ineficiente de recursos productivos y se generan mecanismos que desembocan en presiones inflacionarias. Esto a su vez, tiende a generar una subutilización de la capacidad productiva y fortalece la tendencia al desempleo permanente o estructural.
  3. Condicionamiento de los mercados mundiales respecto a negociaciones y factores complementarios.  En especial los países de menor desarrollo relativo enfrentan escenarios en los cuales disminuye su capacidad de negociación y de influencia en los mercados internacionales.  De allí que la integración y la coordinación en la negociación sean factores que pueden disminuir la dependencia de condicionantes y aumentar la interdependencia.  Existen, no obstante, factores complementarios que limitan la capacidad de negociación. Por ejemplo, la deuda externa y las condicionantes de los planes de ajuste, lo que ha limitado la eficacia negociadora de los países con mercados pequeños, tanto en América Latina como en otras regiones de desarrollo.

Uno de los casos ilustrativos donde pueden evidenciarse repercusiones de lo anterior es con respecto a tratados comerciales en Latinoamérica. De conformidad con las características del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y su potencial generalización a toda la región de América Latina y el Caribe, mediante el ALCA, tal opción representa grandes riesgos para la estabilidad económica de la región y para mantener un mínimo de protección ante la ya alta vulnerabilidad económica de los países de ALC.

Esto es así, entre otras cosas, porque es poco probable que Estados Unidos abra efectivamente sus mercados. Además, Estados Unidos mantiene fuertes subsidios a la producción, sobre todo, agrícola, en particular de alimentos. Esos elementos promoverán, como ya está ocurriendo en el caso de México, la incapacidad de producción de alimentos por parte de los países de ALC, de manera que la vulnerabilidad económica externa se verá aumentada.

De hecho, con una integración tipo ALCA como se puede vislumbrar, las pequeñas y medianas empresas serán de las más afectadas y sobre todo, la agricultura tenderá a ser desmantelada. Los alimentos son un arma estratégica, es decir, la capacidad de venta de alimentos de un país constituye un importante elemento político en el escenario económico internacional, de allí que los países más desarrollados no duden en mantener subsidios a su propia producción agrícola, por montos más allá de 390 mil millones de dólares al año, es decir, más de mil millones diarios.

Con ello los países de ALC, para sólo referirse a este punto, quedarán como exportadores de productos que no son estratégicos ni demasiado importantes en el consumo internacional, tales como flores y ornamentales. Esta es la tendencia, aún sin el ALCA en los casos de Colombia, Costa Rica y hasta cierto punto de República Dominicana. En México, por ejemplo, el TLC aceleró el proceso iniciado en 1970 en términos de la integración económica con Estados Unidos. De 120 empresas instaladas en las fronteras, se pasó a más de 3.700 en el año 2000 y en ese período el salario creció de 100 dólares semanales a 200.

Sin embargo, en el período de 2000 a 2002 se ha registrado que unas 500 empresas se han trasladado a China y Vietnam donde el salario es de 0.25 dólares la hora contra 3 dólares en México. Unos 250.000 trabajadores mexicanos se habrían quedado sin empleo. Es cierto que es más barato transportar las mercaderías de México a Estados Unidos que de China y de Vietnam, pero la gran diferencia en el pago del salario hace aún rentable el hecho de trasladar desde el sudeste asiático o del Lejano Oriente hacia Estados Unidos.

Debe tomarse en cuenta además, que las empresas maquiladoras no se articulan exactamente con mucha intensidad con el mercado interno de los países. Además, las industrias que se establecen con mayor valor agregado, que surgen del proceso científico y tecnológico aumentan la relación de intensidad de capital respecto al empleo y disminuyen la retribución al empleo como tal, en particular, el empleo no calificado.

Si se toma el caso del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como un indicador respecto a la tendencia de estructuración y repercusiones del ALCA, es importante señalar aspectos de la articulación de las empresas a la economía nacional, en este caso la economía mexicana. El crecimiento de la capacidad exportadora de México, que para 2001 corresponde casi al 50 por ciento de la capacidad exportadora de ALC, no es exactamente un reflejo del desarrollo de la industria mexicana. La tendencia es que el contenido mexicano en las exportaciones se reduce. En 1983 las exportaciones tenían un 85.9 por ciento de contenido nacional, incluyendo maquilas, en 1996 ese contenido era de 41.8 por ciento.

En las exportaciones no provenientes de maquiladoras, en 1983, el 91.4 por ciento correspondía al contenido nacional. En 1996 ese contenido era de 37 por ciento. En las exportaciones de maquila contando el aporte de la mano de obra en 1983, el contenido nacional era de 22.4 por ciento, y de 17 por ciento en 1996. Si se excluye la mano de obra, el contenido nacional era de 2 por ciento.

Otro de los aspectos a tomar en cuenta son las cláusulas de exclusión de cumplimiento del tratado de la integración, que aún legalmente en el marco de la OMC pueden realizarse. Puede haber discriminación en función de la integración, el Artículo XXI abre la posibilidad del incumplimiento a partir de las razones de la seguridad nacional de los Estados. Existen otros artículos más que legalmente permiten obstáculos al libre comercio: con base en el XII, se puede realizar a fin de salvaguardar aspectos de la balanza de pagos, el XVI se refiere a subsidios, el XIX permitirá proteger la industria local, y el XX posibilita restricciones en función de objetivos no económicos directos, tales como los relacionados con salud y seguridad.

Con base en las tendencias y las formas de negociación, el ALCA implica graves riesgos para ALC. Esencialmente tendría repercusiones respecto a: (i) detrimento en los patrones de desarrollo propio de la región; (ii) obstáculo al avance o consolidación de los procesos de integración regional; (iii) aumento de la vulnerabilidad externa de los países; y, entre otros aspectos, (iv) baja capacidad en la seguridad alimentaria. Con esas consideraciones en perspectiva, el ALCA puede transformarse rápidamente de ser no sólo la “única” opción que tiene América Latina, sino la peor que puede ejecutar en función de un concepto de desarrollo integral, sostenible e incluyente, a mediano o largo plazo. Puede debilitar significativamente la consecución de un desarrollo propio de la región, en donde el aumento de la producción y la productividad no implique también el mantenimiento o aumento de población viviendo en condiciones marginales o de pobreza.

Como citar este artículo: 

Giovanni E. Reyes (15 de Mar de 2007). "Política Económica e Ilustraciones". [en linea]
Dirección URL: http://127.0.0.1:82/node/822 (Consultado el 08 de Oct de 2017)




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