Conclusiones

El notable desempeño de la industria SSI en Argentina ha permitido el surgimiento de numerosas oportunidades así como también desafíos. Dentro de las primeras se encuentran la posibilidad de conformación de clusters regionales de pequeñas y medianas empresas informáticas en el interior del país, aprovechando la diferencia salarial existente entre la Capital Federal y sus alrededores con el resto de las provincias. Según el OPSSI, hace un par de años esta diferencia era en promedio de un 30% inferior para los recursos humanos empleados fuera de la denominada región AMBA. Esta discrepancia remunerativa se puede explicar por los diferentes perfiles de las empresas que se encuentran en cada región: transnacionales y grandes compañías son los agentes preponderantes en la región metropolitana, mientras que en el interior el sector SSI está constituido en su gran mayoría por pequeñas y medianas empresas de capitales locales.

Asimismo, el período de posconvertibilidad configuró un nuevo escenario para el total de las economías regionales, que de la mano de sus producciones primarias y sus diferentes industrias lograron crecimientos destacados. De este escenario no quedó exento el sector SSI, que aprovechó la nueva competitividad que el escenario cambiario brindaba para el desarrollo de software local, así como también el resurgimiento de la dinámica económica en muchas zonas permitió un incremento de la demanda mercado-internista que es el principal sustento de las pequeñas y medianas empresas locales. Es de destacar que en general, los clusters de las regiones más postergadas (por ejemplo, el Norte argentino) surgieron por iniciativa de las propias firmas, que por su pequeño tamaño comprendieron que la asociatividad era una garantía para poder seguir desarrollándose y aprovechar las sinergias del conjunto, en especial para obtener representatividad gremial ante el poder público y para la realización de misiones comerciales conjuntas.

Al no haber encontrado un caso de clustering que no haya prosperado o directamente se haya abortado, sumado a que todos incrementaron la cantidad de empresas y empleados en su evolución, podría decirse que la experiencia de aglomeración geográfica para la industria SSI es positiva. Aún así, no se puede dejar de recordar que el fuerte crecimiento de este sector en los últimos años presentó oportunidades que podrían haber sido aprovechadas por las firmas individualmente, aunque el balance que se hace de los clusters es que ayuda a difundir el conocimiento de la “oferta” de SSI a las diversas actividades económicas regionales, amén de plantear la posibilidad de nuevos negocios por las vinculaciones establecidas.

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Respecto a la forma de surgimiento y posterior evolución, se puede hacer grandes diferencias según quien sea el sector impulsor: público, académico o privado. En la mitad de los casos estudiados se destaca por sobre todos los demás actores la iniciativa del sector público, municipal y provincial, con la participación de organismos e institutos públicos autárquicos. En la conformación inicial se destacan los gobiernos locales como diseñadores institucionales del nuevo cluster, así como aglutinadores una vez conformado el polo, con incentivos directos e indirectos para la asociación de las empresas privadas. El objetivo manifiesto de estas experiencias es el de generar desarrollo económico al lugar donde se localiza la aglomeración, generar vinculaciones con las instituciones educativas locales y aprovechar la difusión tecnológica para todos los demás sectores económicos; esto es muy valioso para la provincias menos desarrolladas por cuanto el fomento de un cluster SSI le genera la posibilidad a las firmas locales de incrementar su competitividad. Entre las experiencias de iniciativa pública se encuentran el Polo Tecnológico Rosario (con fuerte apoyo de universidades locales), el Polo Tecnológico Bahía Blanca, el Polo TIC Mendoza y el Parque Informático de la Punta.

La UNICEN es el ejemplo paradigmático de una institución académica con fuerte vinculación con la economía local, en especial con las empresas de base tecnológica e innovadoras. El Parque Científico Tecnológico (PCT) de Tandil surge por iniciativa de las autoridades universitarias de dicha ciudad, que ponen a disposición de las firmas que lo requieran infraestructura adecuada, institutos de investigación aplicada, formación y reclutamiento de recursos humanos mediante el Centro de Carreras, entre demás actividades proactivas para el desarrollo del cluster. Asimismo es muy destacada la importancia que le otorga el PCT a la radicación local de nuevas empresas informáticas y la residencia definitiva en la ciudad de aquellos estudiantes de carreras relacionadas que pueden obtener trabajo calificado sin necesidad de trasladarse a otra urbe. Otros casos relevados donde el principal agente iniciador provino desde el sector académico son los casos de Parque Austral Científico, Tecnológico y Empresarial (de la Universidad Austral), el Polo Tecnológico del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires) y Cluster Tecnológico Bariloche, cuyas raíces deben encontrarse en la conformación de los institutos de investigación científica como el Instituto Balseiro y la Fundación Bariloche en los años ´50. Respecto a este último caso y trasladándose a otras experiencias, es importante destacar el significativo aporte que muchas veces realizan los organismos públicos autárquicos públicos (INTA, INTI, CONICET, CNEA, etc.) como proveedores de conocimiento aplicado, difusores de tecnología a su entorno socioeconómico, vinculaciones institucionales con el sector privado local y formación de recursos humanos calificados.

Finalmente, se encuentran aquellas iniciativas que parten de grupos de empresas privadas que ven en una estrategia de asociatividad la oportunidad de explotar mejor sus propias potencialidades beneficiándose de los esperados rendimientos crecientes del conjunto. Así, en general son pequeñas y medianas firmas de capitales locales que se asocian para obtener mayor y mejor representación gremial, firmar convenios con instituciones académicas locales para capacitar a sus empleados y realizar misiones comerciales conjuntas o actividades de difusión para promocionar la industria del software de determinada ciudad o región. Obviamente, las experiencias varían en intensidad de su vinculación ya mientras algunos clusters se abocan solamente a ser una especie de cámara empresaria (ClusteAR jujeño, Polo Chaco IT, ATICMA marplatense), otros surgen desde el sector privado para luego incorporar a su estructura organizacional a representantes de los sectores público y académico, como el Cluster Córdoba Technology o el Polo IT La Plata.

Por otra parte, la evaluación de la dinámica de empleo del sector informático demuestra que todos los clusters incrementaron la cantidad de trabajadores, generando un crecimiento de la cantidad pero sobre todo de la calificación de la mano de obra local. Son puestos de trabajo que por la propia dinámica económica del lugar no hubieran surgido y probablemente se hubieran perdido recursos humanos locales por el obligado trasladado hacia otras ciudades para desarrollarse profesionalmente; en definitiva, la política de aglomeración sectorial del sector SSI contribuye a la creación de empleo calificado en nuevos puestos de trabajo que no “compiten” con las demás actividades como la agropecuaria, industrial o los servicios.

Si bien ya se mencionó las diferencias salariales entre la región AMBA y el interior del país, también habría que considerar los costos y calidad de vida que hay en las diferentes economías regionales, ya que los salarios de los empleados informáticos sí están relativamente por arriba del promedio de cada región. En otras palabras, el empleo que generan las empresas SSI en el interior del país está entre los de mejor calificación y remuneración respecto al conjunto de actividades del mercado de trabajo de sus respectivas regiones. Asimismo, la conformación de clusters y el apoyo del sector público han contribuido a que desde 2003 al 2009 la participación de los trabajadores informáticos de la Ciudad de Buenos Aires en el total nacional haya descendido un 10%, principalmente a favor del interior bonaerense, la región Centro y el NOA.

En cuanto a la dinámica observada en la formación universitaria, las estadísticas demuestran que en las diferentes regiones del país se replica la tendencia nacional de escasez de recursos humanos especializados. El surgimiento de los clusters de SSI en general no ha logrado impactar en el incremento de la cantidad de alumnos y egresados de carreras informáticas, a pesar de que se podría afirmar que las universidades locales se deberían beneficiar de poder interrelacionarse en la práctica con las empresas demandantes de los recursos humanos que aquellas forman. Si bien el análisis podría llegar a ser más exhaustivo mediante las entrevistas a profesores, estudiantes y empleadores, el punto es que no se visualizó una tendencia creciente de nuevos estudiantes del área a partir de la conformación de los diferentes polos tecnológicos.

A su vez, esta deficiencia estructural se escasez de recursos se visualiza como el principal limitante para el mantenimiento de la dinámica creciente que en los últimos años ha tenido la industria SSI nacional. La falta de mayor cantidad de estudiantes de ciencias aplicadas vinculadas, sumado al hecho de que por cada 6 nuevos ingresantes hay un egresado, configuran un escenario que debe ser muy tenido en cuenta por las políticas públicas, ya que el sector privado responde a lógicas empresariales diferentes que lo llevan a contratar estudiantes informáticos en sus primeros años con el objeto de no perder oportunidades de negocios en un mercado creciente y dinámico. Es así que desde los gobiernos nacional y provinciales se debería fomentar en primer lugar el acercamiento a carreras técnicas con orientación informática, y una vez estudiando apoyarlos económicamente o establecer planes de trabajo part-time con las firmas privadas, de manera que se pueda incrementar la cantidad de egresados de esta área o por lo menos de asegurar un “piso de estudio” con algún tipo de título intermedio.

Igualmente, hay que reconocer que el Estado (en sus distintos niveles) le ha otorgado cada vez mayor importancia a la ciencia, la tecnología y los clusters como estrategia de desarrollo económico y social por el valor agregado que le aporta a la sociedad. Las leyes de promoción del software, el incremento del gasto público en ciencia y tecnología, la participación activa en muchas de las asociaciones de clustering, sumado a otros hechos van en ese sentido de no desperdiciar la oportunidad que la Argentina posee gracias a su alta calificación laboral y experiencia respecto de la región.

La experiencia exitosa de las concentraciones geográficas de empresas SSI en las economías regionales podría complementarse con la creación de algún organismo, secretaría u oficina pública a nivel nacional que tenga como objetivo la consolidación y desarrollo de estas estrategias, ya que en general cada cluster se desempeña de manera poco integradora con los demás, mientras que el CFESSI actúa más como cámara empresaria u organismo de difusión sectorial que como ente coordinador para un mejoramiento de las redes de vinculaciones.

Finalmente, el principal logro de los clusters tecnológicos es haber podido diversificar la actividad económica local, gracias a la “federalización” de la tecnología y la informática que permitió el surgimiento de numerosas pequeñas y medianas empresas locales que a su vez contratan recursos humanos del lugar. Así, se conforma un círculo virtuoso de mayor crecimiento económico regional, nuevos emprendimientos no competitivos con el resto de las actividades locales y fomento de la radicación definitiva de trabajadores calificados que antes se trasladaban a los grandes centros urbanos. Si bien no constituyó una política deliberada a nivel nacional, el conjunto de experiencias de clustering permitió realizar un aporte significativo al desarrollo socioeconómico de las economías regionales por cuanto se trata de actividades alto valor agregado, difusión tecnológica hacia el resto de los sectores y empleo calificado bien remunerado. Los desafíos que quedan por delante se encuentran por el lado de poder incrementar la oferta de recursos humanos con formación universitaria informática, lograr una mayor salida exportadora de las pequeñas y medianas empresas, y que cada aglomeración pueda lograr patrones de especialización mediante un incremento en la densidad de la relación de las empresas informáticas con las actividades económicas más dinámicas de cada región.

Autor: Juan Ignacio Zaballa

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Impacto de los Clusters del Sector TIC en las Economías Regionales Argentinas (2003-2009)