A.1.2 Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)

Se dice que se puede considerar a las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) como un concepto dinámico, ya que a fines del siglo XIX, la invención del teléfono supuso una revolución de las comunicaciones, como antes lo había hecho el telégrafo y como luego lo hizo la aparición de internet. En el siglo XX se observaron los cambios más significativos de la historia económica y social, con avances tecnológicos significativos que permiten comunicarse, informarse, reproducir contenidos audiovisuales, procesar datos, enviar órdenes al instante hacia cualquier lugar del mundo, en definitiva, de tener la posibilidad de estar siempre interrelacionados con el resto de los habitantes del planeta y aprovechar la difusión más rápida de las innovaciones tecnológicas. La sola mención de diferentes artefactos, dispositivos y servicios que hace pocas décadas no existían pueden dar una idea de los avances de esta sociedad de la información: televisor a color, mp3, DVD, telefonía celular, internet (vía telefónica, por banda ancha, wi fi, etc), PCs y notebooks, sistemas operativos y programas varios con diferentes funcionalidades, software de gestión, control, aplicación, entre muchos otros adelantos que definen en cierta forma nuestra forma de vivir, producir, estudiar y relacionarnos.

Como se señaló, el dinamismo del concepto de las Tecnologías de la Información y Comunicación hace que su definición taxativa sea muy difícil, pero desde la misma mirada económica, el sector Tecnologías de la Información y Comunicación se puede desagregar en oferentes y demandantes de cuatro subsectores:

  • Software y Servicios Informáticos (SSI)
  • Hardware TI
  • Telecomunicaciones
  • Call centers

Los trabajos sectoriales realizados y la información disponible para cada uno de ellos es vastísima, razón por el cual se hace foco en el primero de estos (el subsector SSI) para delimitar mejor y ser mayormente representativos de la industria primordial sobre la que se forman y desarrollan los clusters nombrados en esta investigación. Según una definición de la OECD, el software es la producción de un conjunto estructurado de instrucciones, procedimientos, programas, reglas y documentación contenida en distintos tipos de soporte físico (cinta, discos, circuitos eléctricos, etc.) con el objetivo de hacer posible el uso de equipos de procesamiento electrónico de datos OECD. Software: an emerging industry. París: Information Computer Communications Policy, 1985..

Nuevamente, la tarea ardua de intentar definir cuáles actividades específicas estarían dentro del segmento SSI lleva a encontrar muchas clasificaciones, aunque hay intentos de señalar algunas partes que hacen a este sector Instituto Alemán de Desarrollo. El desarrollo de las capacidades tecnológicas en Argentina: el papel del software y de los servicios informáticos. Buenos Aires: mimeo, 2000.. En primer lugar, están los productos “enlatados”, que son estandarizados, vendidos en paquetes y que requieren un mínimo de esfuerzo de implementación; y luego los productos “semi-enlatados”, basados en un producto preestablecido, pero que requieren adaptación, implementación y consultoría para cada cliente específico. Los softwares también pueden estar embebidos, es decir, integrados en productos de hardware, instrumentos y máquinas, con la particularidad de que no se venden al cliente en forma separada del dispositivo (ya vienen instalados) y que en general son desarrollados por la empresa misma que fabrica el aparato en cuestión.

Otro gran rubro lo representan los desarrollos y soluciones a medida; específicas para un cliente en una actividad determinada que requiera un programa informático con una funcionalidad necesaria, como por ejemplo el procesamiento de datos, la supervisión de procesos productivos, los análisis de mercados, el seguimiento de ventas y logístico, entre muchas otras cuestiones del día a día de una empresa que puedan requerir una solución de esta naturaleza con alto valor agregado.

Los servicios de hosting, ASP y outsorcing, por su parte, abarcan desde el alojamiento y mantenimiento de páginas web, hasta la prestación de outosorcing, datatuning, e-commerce, e-learning, etc. Es decir, se basan mayormente en los servicios asociados a la informática y no tanto a la producción de software en sí. Los restantes servicios relacionados son la consultoría, la implementación de productos de terceros, la venta de hardware y software, la capacitación, mantenimiento, entre muchas otras actividades vinculadas en un mercado en permanente cambio.

Luego de este intento de definir actividades del subsector del Software y Servicios Informáticos, vale hacer una aclaración más que interesante sobre los procesos de producción de una actividad económica atípica por sus propias lógicas. Según un trabajo de Chudnovsky, López y Melitsko, conviene hacer un análisis del último eslabón de los procesos económicos de esta industria, partiendo de la base que tanto los inputs como los outputs son inmateriales, y que es la “forma” en la que se proveen estos últimos lo que define si son productos o servicios. La mayor parte de los ingresos generados por el desarrollo de productos de software provienen de la venta de licencias para uso dentro de una organización o a nivel individual. Ocasionalmente, la firma desarrolladora puede proveer algún tipo de servicio asociado al software como las actualizaciones de las versiones, soporte técnico, mantenimiento, etc. Chudnovsky, Daniel; López, Andrés; y Silvana Melitsko. El sector de software y servicios informáticos (SSI) en la Argentina: Situación actual y perspectivas. Buenos Aires: CENIT, 2001, 3-6.

En cambio, los ingresos generados por servicios tienen fuentes de procedencia diversas, como por ejemplo el diseño y desarrollo de soluciones a medida, los servicios de consultoría, implementación de productos, capacitación, instalación y mantenimiento, etc. Como señalan los autores del estudio, el número de licencias otorgadas podría ser una medida de desempeño para una empresa de productos, mientras que en el caso de una empresa de servicios la cantidad de horas de implementación asociadas a cada proyecto sería el indicador más relevante.

Otra diferenciación que remarcan, citando un trabajo de Hoch et al. (1999), es que los productos de software se pueden vender a dos tipos de clientes: las soluciones empresarias y los productos empaquetados de mercado masivo. Más allá de que una empresa puede comprar un programa de consumo masivo (por ejemplo, una planilla de cálculo o un procesador de texto), va a necesitar un determinado grado de implementación y diseño de adaptación según las características de su organización, que demandan tiempo, esfuerzo y dinero. Es decir, la puesta en marcha definitiva de la implementación requiere de una inversión por parte de la empresa que, según un caso representativo de un software empresarial muy difundido que nombra la investigación de Hoch et al. (1999), se puede llegar a estimar en 30% de pago de licencias por el nuevo software y el 70% restante en facturación de “servicios profesionales” para lograr su correcta implementación. Este ejemplo particular nos sirve para comprender mejor la lógica de los negocios ad hoc que se pueden generar a partir de la necesidad de una organización de implementar un determinado software en su estructura con la correcta funcionalidad para la que se lo planifica instalar.

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Impacto de los Clusters del Sector TIC en las Economías Regionales Argentinas (2003-2009)