El precio de equilibrio es cuando la cantidad que los consumidores quieren comprar es igual a la cantidad que los productores quieren vender, es decir, el mercado está en balance. Personalmente, entendí este concepto mejor cuando visité Monkey Mart, un pequeño comercio local. Observé cómo ajustaban sus precios según la demanda y la oferta del día, asegurando que no hubiera ni exceso ni falta de productos. Fue una lección práctica que me ayudó mucho.