Jaime Barcón
Universidad Central de Venezuela
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El legislador Licurgo, según nos relata Plutarco, repartió tierras entre los ciudadanos de Esparta de forma tal, que la calidad compensaba con la superficie, quedando todos igualmente satisfechos. Aureliano Buendía, según nos cuenta Gabriel García Márquez en sus “Cien Años de Soledad”, diseñó el legendario Macondo de tal forma que todas las casas, en “calles trazadas con tan buen sentido que ninguna casa recibía más sol que otra a la hora del calor”, quedasen a la misma distancia del río. Pero, ¿cómo se puede determinar la calidad y cómo se compensa con la superficie de los terrenos?, ¿cómo hacer si la calle es perpendicular al río?